Título: San Juan y San Marcos Evangelistas
Autor: Pedro Alonso de los Ríos (?) (Valladolid 1641 – Madrid 1702)
Cronología: c. 1679

Técnica: Madera policromada
Medidas: 90 x 30 x 30 cm; 80 x 30 x 30 cm
Procedencia: Convento de las MM. Agustinas Canónigas de Santa Dorotea (Burgos)
Esculturas policromadas de bulto redondo talladas en madera de nogal que representan a dos de los cuatro evangelistas, San Juan y San Marcos. Están atribuidas a Pedro Alonso de los Ríos, escultor vallisoletano que las podría haber realizado en 1679, mismo año en el que trabaja en el trasaltar de la catedral de Burgos. Se hallan en una postura sedente para escribir (San Juan con unas tablillas y San Marcos con un papiro), apoyados en un pequeño podio y acompañados de sus símbolos iconográficos, el águila y el león alado. Por la posición de su cuerpo y de su cabeza, la composición predominantemente vertical y  la ausencia de relieves en la parte posterior dan la sensación de que estas esculturas estaban destinadas a ser vistas desde un punto fijo frontal o lateral, en un emplazamiento muy estrecho y alto, como podría ser el de un retablo.
Estas piezas se crearon en el la plenitud del Barroco en España, cuando, en un clima de crisis política, económica y social, la imaginería se convirtió en signo del Siglo de Oro, al ser la producción artística hegemónica en la península, tanto por su gran calidad, como por el contexto de la efervescencia religiosa de la Contrarreforma católica, que las convierte en su principal instrumento de difusión de la doctrina, y en una ejemplo único en el contexto europeo. Estas obras en concreto se enmarcan en la escuela vallisoletana, con artistas como Gregorio Fernández y su discípulo Francisco de los Ríos, padre del autor de estas obras.
La peculiaridad de dichas esculturas es que son una muestra de los cambios de gusto en diferentes épocas: aunque en principio se hallaban policromadas a la manera tradicional castellana (realista, a todo color, con encarnaciones y estofado), se repintaron en tonos blanquecinos y grisáceos para que parezcan esculpidas en mármol, elemento estético fundamental del Neoclasicismo (segunda mitad del s. XVIII), como se pueden apreciar en la actualidad. Además, se desconoce realmente su procedencia: se sospecha de que estuvieron primero en el desaparecido convento de San Pablo, y después en el Convento de Agustinas Canónigas de Santa Dorotea hasta 1942, cuando ingresaron en este museo.

Bibliografía: